A las artesanas de Semilla para el Cambio les encanta aprender cosas nuevas para incorporar a su trabajo en el Taller de Artesanía. Y hace unas semanas tuvieron la oportunidad de hacerlo con Itziar Martínez, voluntaria de la ONG en India. Aprovechando su estancia en Varanasi, organizó un curso de trenzado de pulseras de hilo para las mujeres de los slums que elaboran los regalos solidarios.
“Me integraron en el grupo con rapidez y cariño —cuenta Itziar— y aunque teníamos la barrera del idioma, ya que solo la coordinadora del taller habla inglés, sentí que con miradas y gestos nos entendíamos perfectamente”. Lo mismo opina Deepa, la coordinadora del taller: “Itziar se acopló perfectamente desde el primer día y era una más del equipo. Es muy perfeccionista y enseñó muy bien a las artesanas”
La idea era formar a las mujeres sobre una nueva técnica que les permita crear nuevos diseños y productos, ampliando así el catálogo de regalos solidarios y abriendo nuevas posibilidades para detalles de celebraciones y bodas. Y en general, todas aprendieron con rapidez y aportaron ideas durante la formación. “Verdaderamente, fueron ellas las que crearon ideas con una impresionante rapidez, con tan solo unas pequeñas explicaciones mías —recuerda Itziar—. Seguramente, mi pequeña colaboración me aportó más a mí que a ellas, por la autenticidad de tener una experiencia de este tipo con estas bellas mujeres. Aunque espero que también les sirviera para que vean las infinitas posibilidades y capacidades que tienen para desenvolverse en el mundo laboral, y para que vean y saquen la artista que llevan dentro”.
Un gran aprendizaje
Las artesanas de Semilla también creen que la formación de Itziar les aportó mucho. “Nos encanta aprender nuevas técnicas —asegura Marina, una de las artesanas—, de alguna manera nos sirve para darnos cuenta de que podemos hacer cualquier diseño que imaginemos. Ahora estamos mejor preparadas y por eso le estamos muy agradecidas a Itziar”.
También Asha, otra de las artesanas veteranas del Taller, agradece la formación y asegura que han avanzado mucho. “Era la primera vez que trabajábamos con esta técnica y aunque al principio nos costó un poco, ahora ya manejamos el proceso con mucha soltura. Ya somos capaces de realizar diferentes diseños, combinar colores y jugar con varios materiales”
El curso duró solo una semana, pero dejó un gran aprendizaje en todas las participantes. “Realizar el taller de pulseras con estas mujeres me ha permitido acercarme a ellas de una forma natural, lo cual no hubiera sido posible de otra manera —concluye Itziar—. Para mí ha sido una oportunidad de crecimiento, de observar a mujeres con una realidad y cultura totalmente diferente a la mía y con una situación vital muy distinta; e impregnarme con ello de su humildad, de sus ganas de aprender y hacer de sus manos autenticas productoras de arte”.