El taller de Marina Silk inicia de nuevo su actividad con la llegada del calor

Los pinceles vuelven a pintar en Sigra (Varanasi). Las doce artesanas de Marina Silk han regresado al taller de pañuelos de seda después de tres meses de parón obligado por las condiciones climáticas. La seda es un material muy sensible y la alta humedad de los últimos meses no permitía que los colores se fijaran en la tela, por lo que, como cada año, el taller estuvo cerrado unos meses esperando el buen tiempo.

Ahora, el calor ya se empieza a notar en Varanasi y Marina Silk vuelve a su funcionamiento normal. Desde hace unos días, los pañuelos de seda han vuelto a extenderse y la sala de trabajo del proyecto ha recuperado su ajetreo habitual, con las mujeres hablando, compartiendo risas y confidencias mientras mueven el pincel con maestría para crear cada uno de los 26 modelos que luego viajarán a España y a otras partes del mundo.

Todas ellas están felices de volver a pintar. Aunque durante los meses de parón de Marina Silk, las artesanas siguieron recibiendo su sueldo y colaborando con el taller de artesanía de la ONG, el pintado de la seda les encanta. “Nos gusta mucho este trabajo, estuvimos tiempo formándonos para pintar la seda y, aunque el principio fue difícil, ahora tenemos mucha práctica y nos sentimos muy bien haciéndolo”, explica Marina, una de las artesanas.

Además, para otras, como Laltusi, este taller les ha dado la posibilidad de hacer algo diferente y nuevo para ellas. “Yo soy también la cocinera del comedor escolar de Semilla, pero este es un trabajo que ya hacía en el slum en el que vivo –explica-. En Marina Silk hago algo creativo que nunca había hecho antes”.

Hace ya seis años que comenzó el que fue el primer proyecto de Mujer de Semilla para el Cambio y la ilusión de las mujeres de los slums sigue siendo la misma del primer día. Cada pañuelo Marina Silk lleva esta ilusión como firma.

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