Los pañuelos Marina Silk, los lápices solidarios, las semillas y los productos del Taller de Artesanía de Semilla fueron los regalos de Navidad de Sara Ibáñez el año pasado. Esta granadina conoció el trabajo de la ONG hace cuatro años a través de una de las voluntarias de la ONG en Andalucía, Beatriz Fernández. “Hizo un viaje a India y a su regreso sintió la necesidad de luchar contra la desigualdades y las injusticias que hay en ese País —cuenta—. Ella fue la que me movilizó para despertar conciencias y la que me impulsó a participar en algunas actividades solidarias, como una biblioteca humana”.
También colaboró en la Campaña 12×100=Nutrición, que pretendía conseguir socios para el Programa de Nutrición, y participó en una formación vía skype que impartió María Bodelón, la directora de Semilla. Y el año pasado decidió dar su apoyo también a las mujeres de los slums de Varanasi. “Los pañuelos de seda fueron mi regalo estrella”, asegura.
“En una época del año en la que nos sentimos obligadas a consumir, que mejor que hacerlo con un consumo responsable y solidario, colaborando con mujeres que intenta salir de la exclusión sientiéndose desarrolladas, valoradas y recibiendo una remuneración justa por su trabajo”, explica.
Sara considera que, “a pesar de su situación de vulnerabilidad, las mujeres de los slums son unas luchadoras e intentan salir de una situación de pobreza y marginalidad de una manera noble y humilde. “Creo en la necesidad de colaborar con ellas, aunque sea mínimamente, a través de la valoración a su trabajo”, concluye.